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Acho que entendo o conceito de sistema fechado, caro Algarra. Ele já foi utilizado pelos precursores e fundadores da cibernética (Wiener, Ross Ashby etc.). E também tem correlações com a termodinâmica (Prigogine etc.). Meu problema, quando mencionei este ponto em certo momento da discussão que fizemos aqui, era com a redução das redes sociais à redes de conversações. Penso que as redes sociais são mais do que isso, mesmo se tomarmos o conceito de Maturana de conversar (que envolve o linguagear e o emocionar etc.).
Mas... estamos agora avançando no deslindamento de uma possível mística (ou espiritualidade) terrestre e gostaria de continuar no assunto. Uma mística terrestre (para usar a expressão de Maturana no Amor y Juego) não gera religião. Essa é uma constatação importante para a "visualização" de formas pós-religiosas de espiritualidade. Se é possível imaginar que ocorreu "antes", pode-se imaginar que ocorrerá "depois". "Antes" e "depois", como vocês podem perceber, é mais ou menos como "dentro" e "fora" na pergunta do Marcelo. O "antes" e o "depois" são maneiras de viver o agora (que é o único que existe, hehe).
Aquele abraço!
Augusto, estás en deuda con los que nunca pudimos conseguir ese libro.
Augusto de Franco disse:Acho que entendo o conceito de sistema fechado, caro Algarra. Ele já foi utilizado pelos precursores e fundadores da cibernética (Wiener, Ross Ashby etc.). E também tem correlações com a termodinâmica (Prigogine etc.). Meu problema, quando mencionei este ponto em certo momento da discussão que fizemos aqui, era com a redução das redes sociais à redes de conversações. Penso que as redes sociais são mais do que isso, mesmo se tomarmos o conceito de Maturana de conversar (que envolve o linguagear e o emocionar etc.).
Mas... estamos agora avançando no deslindamento de uma possível mística (ou espiritualidade) terrestre e gostaria de continuar no assunto. Uma mística terrestre (para usar a expressão de Maturana no Amor y Juego) não gera religião. Essa é uma constatação importante para a "visualização" de formas pós-religiosas de espiritualidade. Se é possível imaginar que ocorreu "antes", pode-se imaginar que ocorrerá "depois". "Antes" e "depois", como vocês podem perceber, é mais ou menos como "dentro" e "fora" na pergunta do Marcelo. O "antes" e o "depois" são maneiras de viver o agora (que é o único que existe, hehe). Aquele abraço!
Hola caros parceiros. Disculpen mi demora pero otros asuntos hube de atender prontamente llevado por el fluir (¿fluzz?) del vivir.
Bueno, ante todo aclaro que no soy un experto de la china ancestral, ni del Tao, más tengo encima algunas buenas lecturas y caminos caminados. Parafraseando a Marcelo, DESISTIRÉ aquí de satisfacer vuestras expectativas, que en todo caso me honran. Jajaja.
Algunos puntos históricos señalaré y luego construiré unas cuantas reflexiones al respecto.
Lo que se es que hace aproximadamente 5 mil años atrás un pueblo tribal se asentó a lo largo del rió Amarillo, al norte de la actual China. Es decir, tiempos en que el patriarcado hace milenios había ya surgido en oriente. De hecho estas tribus además de la caza, la pesca y la siembra en pequeña escala, se dedicaban al pastoreo, lo cual nos lleva a pensar que estuvieron sujetos a la misma encrucijada que todos los pastores vivieron, aquella en que si se conserva transgeneracionalmente la negación del acceso a alimentarse del proto “rebaño” a otros comensales (animales o humanos), surge la apropiación, y con ella la experiencia del enemigo, la transmutación de la herramienta de caza en arma y la expansión de la dinámica psíquica de la apropiación a otras dimensiones del vivir, como ocurre con la apropiación de la verdad.
Pongo estas distinciones para comenzar, pues quiero partir sugiriendo, como hice en mi post anterior, que aún el proto taoísmo o taoísmo shamanico original, surgió en medio de una cultura patriarcal-matriarcal, pero que al mismo tiempo habitaba una matriz relacional con mallas, con tramas, matristicas, fundadas en la confianza y la mutua aceptación. Entonces estaban sujetos desde el comienzo a las contradicciones emocionales-relacionales que de hecho más tarde, milenios mas tarde, llevaron al surgimiento del Taoismo filosófico y después, ¡ho ruin paradoja!, al taoísmo religioso.
Otro rasgo patriarcal-matriarcal de estas tribus, es la exaltación del jefe, ciertamente con poderes shamanicos: comunicación con los animales, viajes por el cielo, la tierra y el inframundo, control de los elementos naturales, interpretación de sueños, y sanación, entre otros. Ahora bien, no sabemos directamente como se relacionaban con el jefe salvo por los relatos que llegaron a nuestros días, los cuales de hecho deben haber sido interpretados patriarcalmente con posterioridad, pero pienso que es una cuestión de profundización de una dinámica psíquica que ya estaba sembrada antes, y que se deduce de lo que ya dije.
Dentro de las mas famosas historias están las del poderoso Yu, de quien se dice que no había tenido madre sino que nació directamente del cuerpo de su padre. Que revelador no?.
También se le atribuye el descubrimiento de la concha de tortuga que describía la naturaleza del flujo y el cambio en el cosmos. La cual sería la base del I Ching o libro de las artes adivinatorias. También es interesante notar que vivían en una dualidad pero con fuertes dimensiones unitarias, donde los máximos signos son el cielo y la tierra. Probablemente el origen del Ying y el Yang. Los shamanes, como Yu, viajaban al cielo, se decía. Y quedan registros de los pasos de antiguas danzas que usaban para “elevarse” a los planos superiores” donde recibían sabiduría y secretos. En la sabiduría ancestral estos pueblos vivían fundidos con la naturaleza, pero para ellos la naturaleza incluía al cielo, y sus experiencias espirituales deben haber tenido este elemento ominoso entre sus componentes. Aún así vivían los elementos terráqueos en su espiritualidad, así como la unidad con todo lo que existe, de donde surgen las historias donde personas pueden conversar con animales. Pero el cielo era fuente de cotidiana constatación del orden, origen de las regularidades más a largo plazo, y de donde probablemente surgió posteriormente la comprensión de lo que los taoístas llamaban La Vía, o el Camino del Cielo como un aspecto central del Tao. Quien podía distinguir y seguir la “voluntad” del cielo, podía alcanzar la armonía y prosperidad. Evidentemente todos los agricultores sabían y usaban sus comprensiones astronómico-astrológicas para la optima realización de sus plantaciones.
Ahora bien, los pueblos tribales ancestrales han sido clasificados como animistas, es decir que creían en entidades trascendentales que habitaban todo en la naturaleza. A diferencia del tao filosófico, donde el Tao es innombrable e impensable, una potencia impersonal.
Por lo que sé, al comienzo de la dinastía Chou, durante el siglo XII antes de nuestra era, reyes y nobles empleaban shamanes como consejeros, adivinos y sanadores, lo que derivó en la institucionalización del shamanismo. Los shamanes tenían que ejecutar su praxis ahora como un deber, el cual muchas veces les costó la vida cada vez que no resultó efectivo. Así se profundizó aún más su decadencia patriarcal-matriarcal. Una distinción que considero potente es aquella entre ritual espiritual y ritual mágico. En un comienzo los ritos tenían como fin restablecer o conservar el orden cósmico a través de la comunión de la comunidad humana y natural, pero con el surgimiento del patriarcado-matriarcado aparece la experiencia de separación hombre-naturaleza y la desconfianza en las regularidades cósmicas, lo que lleva al surgimiento del deseo de control o manipulación, y ahí comienza la magia en el sentido de tecnología controladora, no más ya como representación del flujo natural del cosmos.
Usualmente se considera que la incorporación más evidente de practicas shamanicas al taoísmo se encuentra en el ámbito del taoísmo religioso (Tao-Chiao). Sin ambargo hay diversos elementos presentes también en la cosmovisión del taoísmo filosófico (Tao-Chia).
Para empezar, dentro de lo que se sabe o cree saber, Lao-tzu, quien como ustedes saben fue uno de los autores del Tao-te Ching, era originario de la provincia de Ch`u, lugar que para entonces aún conservaba una cultura profundamente impregnada por el shamanismo, a diferencia de las zonas del control imperial hegemónico en que esto casi había desaparecido. Una vez más, la espiritualidad no es en si, sino que surge en relación a la red cerrada de conversaciones (cultura) en que se habita. Incluso hay alguna investigación lingüística que relaciona las estructuras del Tao-te Ching con la literatura de Ch`u. Lo mismo se puede decir del otro gran forjador del taoísmo filosófico, Chuang-tzu, quien provenía también de regiones situadas al sur del río Yang-tze.
En el modo de caracterizar al sabio taoísta, aparecen las asociaciones más claras con los shamanes, ambos pueden hablar con los animales, son blandos y flexibles como el bebé, su energía sexual es fuerte y practíca técnicas que resultan en su longevidad. Y sobre todo, ambos observan el orden de la naturaleza para dejarse orientar en sus actos por el.
Como ya dije la diferencia central entre el proto taoísmo shamánico y el filosófico en la concepción del orden natural, para los primeros son fuerzas animadas, de carácter divino, y para los segundos es un poder impersonal. Aún así, ambos tienen de terrenal y celestial.
Hay un concepto central en el taoísmo que tiene que ver con la orientación al orden natural, el Wu-wei, que ha sido traducido generalmente como No-Acción. Maturana y Dávila han desarrollado una mirada al respecto que en mi opinión es mucho más precisa; Wu-wei = No-esfuerzo. En el wu-wuei si se actúa. La acción que surge del Wu-wei es aquella que espontáneamente surge en armonía con el fluir del vivir, sin esfuerzo, no se empujan los procesos, no hay expectativa, por ende no aparece exigencia ni frustración como consecuencia. En su bello y esclarecedor ensayo: Biología del Tao o el Camino del Amar, nos explican: “La noción del Tao constituye una invitación a un vivir en el bien-estar psíquico y corporal, a un vivir sin esfuerzo en la unidad de toda la existencia en el hacer que surge del ver el presente cuando no hay prejuicio o expectativa. Como tal, la noción del Tao ha llevado a muchas personas a la reflexión y a la acción que busca encontrar o revelar la naturaleza de ese vivir en los ámbitos de la filosofía, la mística, y la religión.
¿Con qué nos conecta ese vivir?, ¿con lo divino o lo biológico? Pensamos que el vivir al que la noción del Tao nos invita es el vivir fundamental del vivir del ser vivo en su naturaleza biológica que se da en el existir en un presente cambiante continuo. En nosotros, los seres humanos, ese vivir ocurre como un vivir en el lenguajear sin enajenarse en el explicar, vivir que surge cuando se vive en la ampliación del ver en el desapego que es la biología del amar. Por esto el camino del Tao es el camino del amar, y el camino del amar es la biología del Tao”. (El texto completo está en la Biblioteca de la Escola de Redes).
Otro asunto que me resulta interesante y revelador del concepto de Wu-wei, es la distinción que aparentemente hacían del mismo Lao-tzu y Chuang-tzu. Al leer el Tao-te Ching uno ve descripciones y sugerencias para la optima participación del sabio en los asuntos de estado, nada más lejos de la no-acción. Se invita a participar sin desear fama o riqueza, pero se considera fundamental que los dirigentes y sus cortes operen según la comprensión y observación del Tao.
Muy por el contrario en el Libro de Chuang-tzu, el sabio es descrito como alguien que jamás se enredaría en los asuntos de estado, alguien que, en la lógica de Marcelo, “desistía” de meterse en política, una lógica de no interferencia. Sin embargo el wu-wei no se restringe al ámbito político por supuesto. Y en la concepción de ambos, como dice el Tao-te Ching, el Wu-wei es “ir con los principios del Tao”. Sin embargo para este la senda del Tao está marcada con el sello de la benevolencia, el Tao es amable y blando como un bebé. Pero para Chuang-Tzu el Tao tiene un carácter neutro, ni amable ni rudo. Ahora bien, una vez más hay que ponerse en la matriz de la circunstancia cultural de ambos para poder ver el origen de estas diferencias.
Ambos son parte del llamado periodo clásico (700-220 A.E), que vio nacer a grandes pensadores, como Confucio, Mo-tzu y Sun-tzu, el estratega militar tan en boga por estos días. Eran días de caos político generalizado y guerras civíles. Lao-tzu vivió en la primera parte de ese periodo, llamado: Periodo de Primavera y Otoño (770-476 A.E.). En ese tiempo los grandes señores feudales ocuparon sus recursos para fortalecerse militarmente y ampliar su territorio subyugando a los feudos más pequeños. Sin embargo bien sabían que un Estado fuerte no se basa sólo en el poder militar, eran importantes también la diplomacia y el sentido de nación. De tal manera que fue un tiempo en que creció la demanda de consejeros políticos y militares, lo que de hecho dio lugar al surgimiento de toda una nueva clase social. Es en este contexto en que se entiende la invitación de Lao-tzu. El sabio era parte de la comunidad humana, era deseable que así fuera, y no se podía ser armónicamente parte de la comunidad humana sin dejarse orientar por el Tao, de ahí la importancia de la visión benevolente o amable; sin el bienestar del pueblo, ningún gobierno se sostendría. Eran tiempos de decadencia generalizada, donde los señores solían ser todo lo contrario de benevolentes. Y para que la cultura cambiase se requería que las personas cambiaran, y para que cambiaran espontaneamente estas habían de poder distinguir y fluir según los principios del Tao.
Por su parte Chuang-tzu pertenece al momento posterior llamado: Periodo de los Estados en Guerra (475-221 A.E.). En este periodo los conflictos políticos y militares se prolongaron por más de 300 años. Y había una tensión permanente entre los grandes feudos, que de 45 pasaron a sólo7. Entonces en esta época fue aún más grande la demanda de diplomáticos y consejeros que en el periodo anterior. Y el caos aún más generalizado. Muchos nobles hambrientos de poder, y muchos consejeros inescrupulosos dispuestos a cualquier cosa con tal de satisfacer sus ansias de reconocimiento. En este contexto resulta entendible que sabios taoístas como Chuang-tzu y Lieh-tzu consideraran incluso contraproducente para la propia salud el involucrarse en asuntos de Estado. Y ambos iban aún más lejos en esta actitud de desistencia, concordaban en que las convenciones sociales, que tanto promovía Confucio, eran el mayor enemigo de la libertad e integridad personal. Lo que los llevó a promover el abandono del mundo, de la comunidad, para convertirse en eremitas. La participación social y política era contraproducente para alcanzar la longevidad. De aquí la distinción en la comprensión del Tao mismo, como potencia neutra, y del wu-wei como ausencia de implicación o compromiso.
Sin embargo en ambos casos la concepción del Wu-wei como acción sin esfuerzo aplica perfectamente. Lo mismo en la visión del Tao, tal como la propusieron Maturana y Dávila, como un vivir en el bienestar psíquico-corporal habitando la unidad de todo lo que existe en el Ver el presente sin prejuicio ni expectativa.
Entonces, la cosmovisión terrena del Tao, también depende de la cultura en la cual se habita. La habitaron distinto las tribus shamanicas, los filósofos de los dos periodos, y luego los religiosos.
Ciertamente esta terrenalidad parece ser menos divinizada, menos trascendental, en los filósofos, los cuales, como ustedes saben, no son filósofos en el sentido occidental, sino místicos, caminantes de una senda espiritual reflexiva.
Hay varias cuestiones que quisiera mencionar respecto al Camino del Amar, que considero oportunas para reflexionar sobre una espiritualidad (terrena) que habita en congruencia con el fluir del vivir, siguiendo en la tónica de mirar lo que puede haber bajo la noción de Fluzz. Pero lo haré en otra ocasión. Pero terminaré citando el fragmento de un breve texto que escribí sobre la sabiduría y la unidad de la animalidad y la humanidad.
“La coherencia operacional con las circunstancias que se viven, usualmente connotada al hablar de adaptación, ocurre espontáneamente como resultado de ser componente y partícipe en las coherencias estructurales de la biosfera, cultura, o cosmos a que se pertenece, y es esa coherencia operacional en el caso humano la que hace posible la sabiduría como un modo de convivir en armonía con la matriz relacional del presente en que se existe.
Para que la mirada en el vivir y convivir sea sistémicamente coherente con las circunstancias que se viven y conviven, la persona requiere operar en el ámbito de acoplamiento estructural a que pertenece su vivir en esas circunstancias. Y para que eso ocurra, la emoción requerida es el desapego en la aceptación de la legitimidad de las circunstancias que se viven (amar). Y para que ese vivir de hecho se dé, la persona habría de conservar su operar en la biología del amar de manera que ningún prejuicio la saque del dominio de acoplamiento estructural propio al momento a que quiere o requiere atender.
Como ha señalado Humberto Maturana, desde la perspectiva de un observador que mira desde fuera, es a este operar en congruencia sistémica con la circunstancias que se vive al actuar, al que usualmente se señala con la palabra sabiduría, y desde la perspectiva del observador que ocurre en la intimidad del propio vivenciar la experiencia de deslizarse en coherencia sistémica con las propias circunstancias se vive como una experiencia estética, que de hecho vive inconcientemente lo que se puede distinguir como sabiduría.
Y para el observador atendiendo al dominio en que un organismo existe como totalidad, un animal en estado salvaje también puede aparecer como viviendo un vivir sabio, es decir un vivir en acoplamiento sistemicamente congruente con sus circunstancias. Por ende la sabiduría, en tanto operación biológica no es exclusiva de lo humano, por el contrario, el fundamento de la experiencia y del operar de la sabiduría en el ámbito humano tiene un fundamento biológico que se convive culturalmente.
Desde este entendimiento resulta claro entonces que muy por el contrario de lo que se cree y sostiene corrientemente en la cultura que vivimos en la actualidad y desde hace milenios, nuestra animalidad no es nuestra parte inferior, baja o brutal, sino todo lo contrario, es el fundamento de todo lo que llegamos a considerar bello y sabio. Las llamadas pasiones bajas, odio, envidia, cobardía, etc., no surgen en la historia evolutiva que nos da origen, y ni siquiera en los primeros milenios de la existencia humana, sino que surgen al surgir la cultura patriarcal-matriarcal cuando se genera y conserva un vivir centrado en la desconfianza, la apropiación, el sometimiento y el control. Estas pasiones “bajas” son emociones culturalmente configuradas desde un tal trasfondo cultural.
Desde siempre en las culturas llamadas ancestrales los seres humanos se han identificado con los diversos vivires animales de un modo inspirador, muchas veces fundacional en el ámbito mitológico de una comunidad humana y el cosmos que trae a la mano con su vivir, y esto no es extraño justamente dado que muchas de estas comparaciones no son metáforas (dominio revelador de semejanzas) sino isóforas (dominio revelador de igualdades) cuyo sustrato común es nuestra biología, nuestro ser sistemas autopoieticos con un origen y co-deriva común realizada acá en la biosfera”. (El texto completo lo pueden ver en: http://bioculturalia.wordpress.com/2010/04/27/biosfera-y-antroposfe...
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